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X: "Un sumiso travieso".

  • 21kpoplicious
  • Sep 10, 2016
  • 18 min read

Hiroyuki An

Hola preciosa ¿ has tenido un buen día?



Roxanne Chavanel

Sí hasta eso amor y tú ¿Como estuvo el día de mi gatito—se le monta como koalita llenandole las mejillas de besos.



Hiroyuki An

Ha sido un día ocupado pero bien. —La abraza agarrando sus caderas cuando se sube— Te he pensado mucho

Roxanne Chavanel

¿Ah sí y cómo?—levanta una cejita coqueta y le guiñe.



Hiroyuki An

Quería abrazarte, y besarte. Decirte que te amo... cosas un tanto cursis la verdad. —sonríe y se acerca buscando sus labios.

Roxanne Chavanel

Ladea su rostro sintiendo su aliento caliente mientras le habla. Suspira y al respirar su aliento pronuncia sus labios para que la bese—¿muchos besitos ricos... dónde?



Hiroyuki An

Aquí... —Acaricia su nuca suavemente y se acerca hasta rozar sus labios de un modo tierno buscando que sus labios jugasen un poco con los suyos

Roxanne Chavanel

Cerró los ojos al sentir la suavidad de sus cerezos posarse contra los suyos. De derecha a izquierda, dio pequeños roces con el gordillo de su labio superior atrapando su inferior entre jugueteos—También pensé mucho en ti... en la decoración de nuestro nidito de amor... muebles para las sesiones—susurraba en su boca con coquetería abriendo sus ojos para contemplarle—accesorios... prendas... comestibles...



Hiroyuki An

Estoy desando que tengamos todo eso amor, no te imaginas cuanto... —apoyaba la frente en la de ella— quiero hacer la doma, y todas las sesiones posibles... quiero aprender... —suspira cansado, obviamente no por ella ni por el momento sino por el día tan largo y cansado— me duermo preciosa...



Roxanne Chavanel

Estaba por jugar un poco más, tentarlo, tenerlo ronroneando, suplicante pero, al ver su expresión, le acarició la mejilla y estrujó frotandole la espalda—vamos a la camita entonces...



Hiroyuki An

Sí por favor. estoy realmente agotado... —en el fondo no se encontraba muy bien, tneía incluso una ligera fiebre que le había dejado KO a media tarde— suspiró sentándose en el borde de la cama

—Quiero abrazarte... y dormir...

Roxanne Chavanel

Notó sus párpados a medio caer. Intuyó que algo no andaba bien por lo que comenzó a quitarle la ropa sólo dejándole en calzoncillos. Le sintió el cuerpo caliente y acomodó en la cama con cuidado—mi amor... te siento mal ¿comiste algo que te cayó mal? —se preocupó por él. Se quitó la ropa y dejó en bragas. Fue a su lado besandole el cuello—¿No quieres un baño de agua tibia?



Hiroyuki An

Negó sintiendo como su cuerpo se relajaba un poco sobre el colchón y estiró los brazos necesitandola cerca.

—Creo que he sudado y he cogido frío... solo es un pequeño resfriado. Pero me ha dejado somnoliento y agotado... —Hablaba entre suspiros muy cansado. Pero poco a poco sentía que se mejoraría y dormía un poco, y sobre todo, si podía hacerlo al lado de ella.

—quédate conmigo

Roxanne Chavanel

Suspiró pesado al sentirse preocupada por él pero, al pedirla, de inmediato fue a su lado haciéndole encajarse entre sus piernas, colocándole su pierna por encima de la propia.—mi bebito— besó la punta de su nariz acurrucandole en su pecho—duermete.



Hiroyuki An

—Gracias amor... eres la mejor... —se snetía mal por ella, realmente no quería preocuparla pero sentía como su cuerpo se adormecía y más ahora gracis a su calor.— te amo cariño...

Suspira una última vez y cae totalmente dormido, deseando que su cuerpo se restaurase durante la noche.

A la mañana siguiente...





Hiroyuki An

Se remueve en la cama y se acerca a ella aún medio dormido. —Hm.... —Se abraza a su cuerpo desnudo y ronronnea sobre sus pechos.

Roxanne Chavanel

Roxanne estaba medio despierta, con un ojo en él y otro tratando de dormir. Le preocupaba lo de su fiebre, por lo que lo revisaba constantemente. Al sentirle moverse, volteó a verlo y de pronto, se ruboriza acariciandole detrás de las orejas-Gatito.... -susurró y acarició su espalda.



Hiroyuki An

—Se ha despertado el gatito... —todavía no abría los ojos se había despertado con una erección intensa y dura que ella aún no había notado.

La empujó suavemente para que se tumbase boca arriba como si quisiera abrazarla. Se colocó con cuidado sobre ella, con su cadera apartada para que no notase su erección.

—Este gatito anda mimoso. —Sonreía travieso mientras ronroneaba contra sus pechos, tocando sus pezones con su nariz, respirando sobre ellos.



Roxanne Chavnel

El tono varonil de su voz causaba un revoloteo en su interior, pasó un poco de saliva, mirandolo fijamente, sus labios se relamían y pronunciaban con cierta sensualidad. De la nada, se sintió colocar debajo suyo, la luz dejaba ver el color miel de sus ojos, tan dulce y magico. —¿mi...—no pudo terminar la palabra cuando ya le tenía jadeando, respirando y exhalando sobre sus senos. su piel se erizó por completo y sus botones parecían abrirse como una flor al rocio de la mañana.—An...—susurró pasando sus dedos detrás de su nuca, jalandole el cabello hacia sí y de nuevo regresarle a su sitio. Descendió sus manos por sus omoplatos hasta delinear los musculos de su espalda baja alcanzando su cintura—Mi gatito ya esta mejor... para ¿jugar? —cuestionó al alzar la pierna, sintiendo algo pronunciado chocar con su rodilla.



Hiroyuki An

No respondió a su pregunta era obvio que se encontraba mejor. Se había despertado agitado por su último sueño, uno en el que ella le recibia en casa abierta de piernas ofreciéndose solo para su placer.

—Abre las piernas.. —su voz sonaba ronca, por el recien despertar y por la creciente excitación.— Y sube los brazos...

Acariciaba sus tiernos brazos hacia arriba, los unía por las muñecas y los agarraba con una de sus grandes manos. Él no necesitaría cuerdas, era mucho más fuerte que ella.

Arrugó la nariz completamente desesperado pero aún debía esperar un poco.

—Te he oído esta noche... gemías mi nombre... —ahora sí su cadera se acercaba y toda su erección se rozaba contra sus labios mayores.— Tanto echas de menos a tu rey?

Roxanne Chavanel

Abrió los ojos con amplitud, ¿dónde quedaba ese pequeño dulce y reservado? Lejos, muy lejos de donde se encontraba ahora frente a quien miraba como un hombre dominante, lo sabía, podía ver a kilometros lo que era él en realidad. Se mordió el labio inferior tratando de no decir ni un sólo pensamiento.

Sus piernas, como un abanico japones, se abrieron ante sus ojos mostrando un delicado hilo manchando las sabanas, sí, su voz imperante la había excitado. Pasó sus manos detrás de su cabeza respirando hondo, sus senos fueron en un pequeño vaiven. Sujetó de la comoda de la cama sin despegar su vista de él, su mirada cambiaba a ambar, sus labios se pronunciaban y su sangre fluía de forma distinta, podía notarlo en la vena saltante de su cuello.

Le sentía como si fuera un guitarrista, buscando las notas perfectas de la mejor canción que aun no se escribía ni tenía idea de. Él, guiaba sus movimientos transformandose en una cuerda humana, no podía creer lo rápido que aprendí y reinventaba sus actos.

Sus pezones se erectaron, punzaron como si gritaran un sonoro "sí' poniendola en evidencia, desvió el rostro cubriendole sus hilos azabaches tan sólo dejando sus carnosos labios rojizos al descubierto—Yo... —no le respondió, sentía su corazón saliendo de su pecho, lo amaba, lo deseaba aun hasta en sueños ¿Debía dejarle en claro que poder ejercía en ella?



Hiroyuki An

Mientras su mano izquierda aún sostenía sus muñecas para que no se revelase en un momento de excitación la otra cogió su barbilla.

—Preciosa, mira al frente. No me quiero perder tus gestos. —Su erección seguía jugueteando aunque gracias a su humedad su punta había conseugido colarse entre sus labios mayores y ahora rozaba los menores y su clitoris.

La mano de su barbilla comenzó a descender hacía sus pechos, los agarraba completamente aunque eran grandes y su mano no podía acapararlos enteros. Sus dedos los estrujaban y acarician con cierta impaciencia. Jugueteó sobre uno de sus pezones hasta ponerlo bien duro y cuando lo consiguió lo atrapó entre sus yemas estirando, torturándolo con pequeños pellizcos.

Aprovechó ese momento de presión y la penetró de una sola vez. Entró rápido y suave gracias a la excitación.

—Ya lo sabía yo... —observaba sus ojos mietnras hablaba— mi gatita estaba cachonda... te has tocado traviesa?

Roxanne Chavanel

Una pequeña rafaga de aire frío le hizo centrar de nuevo su vista a él. Los rebeldes cabellos como cortina se entre abrían, logrando verle tan dominante. "Fuck" pensó y frunció el ceño, podía sentir su glande pronunciado juguetear entre sus pliegues, tan travieso y atrevido como su dueño. Apretó los labios para no gemir, sus dedos temblaron y su pecho se agitó.

Dejó caer sus ojos ladeando su rostro, por un momento se dio el lujo de sólo verle a través de sus sentidos. Aun, no cruzaban la línea del Dominante/sumiso pero por un instante, tan sólo, quiso retroceder el tiempo, cuando creía en las historias de caballeros y dragones, dónde su inocencia y sumisión eran completas—An... por favor —suplicó sintiendo como jugaba con su par de bombones, estrujandoles, expandiendolos, meneandolos entre sus dedos de tal forma, que sus labios comenzaron a hincharse y su clitoris salió por completo de su escondite, pidiendo tan sólo uno de esos roces.

—¡Ah! —gritó sintiendose ir hacia la pared por la estocada. Su cuerpo rebotó dentro del mismo sitio, en un tira y jala, exquisito. Abrió los ojos al momento de hablarle, ante su pregunta, no contestó, pero con reto, lamió su boca tratando de callarlo, movió sus muñecas, quería safarse, volver a dominarlo pero no podía, apretaba fuerte con su mano, por lo que comenzó a ronronear como gatita, meneando las caderas de lado a lado, disfrutando de como su miembro se apretaba en su húmeda entrada— ¿Es malo.... tocarme pensando en ti... Amo?


Hiroyuki An

—Lo es si lo haces sin mi permiso... —sonreía travieso porque eso es lo que ella le decía siempre.— Debes saber controlar tus instintos pequeña.

Ahora su cuerpo se posaba sobre el de ella sin soltar sus muñecas. La tenía aún más atrapada sobre su peso y podía escuchar con claridad su respiración agitada.

—Seguro que estabas aprovechando que dormía, observabas mi cuerpo desnudo, lo acariciabas suavemente para no despertarme y mientras te metías un par de dedos desesperada por tenerme.

Sus labios atrabapan los de ella entre palabras, los succionaban y ronroneaban sobre ellos totalmente desatado. Esa vez no abrían ordenes, deseaba tomar el control.

—Me debes esperar por muy cachonda que te pongas amor... —mordía su cuello y lo lamía después para calmarlo— quiero todos tus orgamos para mí Roxanne Chavanel

Dulces bofetadas del destino. Una sonrisa victoriosa se colocó en su rostro ¿Cómo podía lucir tan seductor? Quería comerselo a besos, montarlo y hacerlo correrse en leche contra su vientre, su cara, sus pechos, lo quería debajo suyo y el no tenerlo así, causaba un caos en su vagina.

Sus piernas actuaban como lazos sobre sus caderas, inmovilizandola, apretaba estas de forma que, aunque se trataba de mover, sus movimientos eran cortos, limitados ¿Cómo había aprendido eso tan pronto o acaso estaba tomando clases extracurriculares? No lo sabía pero descartaba lo último por la confianza y amor que sentía por él y sabía era reciproco. No, ese pequeño mayor aprendía muy rápido, era como una esponja absorbiendo todo y eso, daba una alerta a Roxanne, debía cuidar sus pasos, darle el mejor ejemplo o podría ser fatal.

Descubierta, se relamió los labios y su mirada se tornó felina—¿Cómo evitarlo? Estabas allí al baño de la luna, con el cuerpo cubierto en sudor, tu rostro era tan dulce... tus glúteos al girarte lucían tan esponjosos, mordisqueables, tu culo parecía llamarme... Un dedo arrastrando la húmedad de mi interior, después un par de dedos jalandome los labios mayores, rasgandolos con las uñas como si arañaras una guitarra... la música nació de mis entrañas.... tú eras mi inspiración—volvió a lamer su labio inferior con reto e intentó de nuevo, mover sus caderas—Como una sinfonía de Chopin---agregó sintiendole devorar sus labios, no se quedo inmovil, como en una guerra sin cuartel, sus labios se acomplaron entre los suyos en una lucha, como una espada, sus lenguas se rozaban, enroscaban intentado derrocar al contrario. Deseó estrujarle, por lo que sólo logró rasgarle un poco de piel de su mano—Fuck An... Dejate de juegos, me estas volviendo loca, ponte debajo de mí, ahora, quiero rebotar en tu pene una y otra vez hasta dejarte seco—una Roxanne autoritaria intentaba poner orden a tan caotico momento en su vagina.

"Rayos" Sus cuerpo se estremeció. Apretó los ojos y labios sintiendole en su cuello como un león en celo—An, por favor, desatame...—esta vez, una Roxanne sumisa aparecía, sólo él conseguía hacerla titubear.



Hiroyuki An

—Incluso te sientes orgullosa de ello? —sus palabras elaboradas y tranquilas, no solo disfrutaba de tocarse mientras dormía sino que disfrutaba de hacerselo saber, porque eso le desesperaria más.— qué sea la ultima vez... si me necesitas, me despiertas si?

Ahora sí su voz sonaba totalemtne dominante, lo decía en serio, no quería perderse nada de ella.

al escuchar la orden por parte de ella elevaba una ceja mirándola curioso, era una gatita sí que lo era, pero una con las uñas muy largas. se había acostumbrado a ordenarle y a recibir respuesta inmediata pero esa noche no sería el caso.

—tranquila fiera... —sus labios recorrian los brazos de ella, la piel de la cara interna era suave y tierna.— no estás en posición de dar ordenes.

Le sacó la erección de una sola vez y se puso de pie frente a la cama.

—Ponte contra la cabecera de la cama de espaldas. —La observaba tranquilo con su erección completamente dura y llena de los jugos de ella.— Obedece o te quedas sin tu rey

Roxanne Chavanel

—Sí Amo... —por unos momentos, bajó la cabeza en sumisión. Sabía que una sonrisa triunfal se plasmaría en el rostro de su mayor ¿En verdad estaba cediendo?

¡Pamplinas! Era una dominante y sabía que en algún momento el poder volvería a ella, ahora como cazador a su presa, lo miraba fijamente con cierto recelo. Apreciaba, el como el sol daba brillo a sus hilos caramelo, color a sus mejillas y ese brillo a sus labios, no lo resistía era demasiado hermoso y ella lo deseaba a cada segundo.—An... no despiertes a la fiera que te pongo en cuatro —dijo en amenaza, tratando de zarandearse, agitando sus manos pero con cada movimiento, él como serpiente se enroscaba más a su cuerpo, dejandola inmovil, era una conejita en sus redes.

Desenvainó su espada arrancandole un gemido sonoro en la habitación. Por un instante, sus muñecas se liberaron, exhaló y dio medio giro, respirando hondo, tratando de buscar una manera de domar al león rebelde. Ante su órden, después de uno segundos, giró estaba por obederle pero de nuevo, su espiritu dominante, no le dejó, por lo que, se paró en la cama de frente a él, estaba por usar su mano como látigo pero fue ante su amenaza, bajó su mirada a su rey, cayó de rodillas frente a él—Yuki—sus piernas temblaron al verle de esa forma erecto, grueso, palpitante entre sus propios liquidos, deseo llevarselo a la boca y sólo por eso, sus caderas por inercia se giraron hacia el contrario, apoyando sus manos en la cabecera, con una sóla imagen fija en su mente, su exquisito pene.



Hiroyuki An

—Más quisieras... —sonreía viendola tumbada sobre la cama, su delgado y tierno cuerpo era delicioso, tanto que por momento sentía ganas de ceder, de arrodillarse frente a ella y mostrarle lo sumiso que podía ser, pero no en ese momento, le daría ese gusto más tarde.

Le llenaba de orgullo verla tan nerviosa, se notaba que por momento tenía ganas de abalanzarse sobre él pero finalmente obedecía y eso le excitaba aún más. Ver como dentro de su mente había una lucha por satisfacer una fantasía o mantener su posición como reina.

—Buena chica... —Se acercó abrazandola. sus cuerpos encajaban perfectamente y sus manos grandes acariciaban su espalda casi en un leve cosquilleo— La fiera comienza a amansar parece...

Con una mano fuerte agarró uno de sus mulos para que lo avanzase dándole má acceso a su sexo de nuevo.

—Será que en el fondo te gusta sentirte como una gatita?

Cogió sus manos atrapandolas contra los barrotes del cabezal de la cama y metió toda su erección entre sus muslos.

—pídelo. pideme que te folle y quizás lo consigas

Roxanne Chavanel

Era el tono de su voz, su mirada, el como movía su cabello de lado , su porte, todo en él indicaba un hombre dominante y eso, le hacía desear domarlo aun más, No había placer más exquisito para una mujer, que ver a un hombre "macho" doblegarse a sus pies, pidiendo clemencia y un poco más de placer.

Un suspiro largo, melancolico apareció de pronto, por más que daba vueltas al asunto no encontraba la famosa puerta que le abriera la oportunidad de recuperar su dominio. Pero fue entonces, que un abrazo calido le hizo girar su rostro detrás suyo, él quien minutos antes le desquiciaba la razón, le otorgaba la sensación más grande que puede experimentar un ser humano, el amor. Respiró su fragancia y delineó su mejilla con la punta de su nariz, ronroneandole suplicante. Sentía podía hacerle ceder pero a su último chiste, entrecerró los ojos furiosa agitandose de lado a lado tratando de bajarle de su cuerpo, aunque con eso, su miembro rebotaba sobre sus glúteos aumentando su libido y con ello, su sed de poder.

—¡Bajate, es una órden!—exigió como una leona gruñendo pero un grito apareció al de nuevo empujarla al frente con su pelvis. Lo tenía atascado debajo de sus labios, entre sus muslos. Se sentía grueso, venoso, caliente y palpitante. Su corazón se aceleró, le miró por el hombro y su lengua lamió su cuello meneandose, lo necesitaba, lo quería dentro, muy. Se balanceó de frente atrás entre su húmedad, pequeños circulos sintiendole rozar sus labios hinchados—Amo... por favor, metela hasta el fondo... quiero rebotar en ti, quiero que te corras por mis muslos... mi rey quiere entrar al trono de su reina, lo sé, puedo sentirlo... me desea tanto como yo a él, An, por favor...



Hiroyuki An

su olor era delicioso entre dulce y picante, le obligaba a tragar saliva por las ganas de besarla suavemente. ahora ronrroneaba, intentando convencerle, era lista sabía cual era su debilidad pero se había despertado dispuesto, toda su mente estaba concentrada en dominarla y no perdería el control dejándose llevar por sus mimos.

Sonrió travieso al escuchar como gritaba, porque eso era lo único que podía hacer, gritarle y revolverse entre su cuerpo y la pared. pero no era suficiente, la tenía totalmente agarrada y a penas sentía que podía soltarse.

—no hace falta que lo intentes... tu misma sabes que lo que realmente deseas es tenerme muy dentro verdad? no finjas...

Sabía que no finjía, para nada, su mujer era dominante como ninguna pero adoraba picarla de ese modo, desesperarla mucho más.

—Quien sabe si podrás volver a dominarme después de esto. —susurraba en su oido mientras lamía su lóbulo y su erección rozaba más y más su piel de los muslos.— Escuchame atenta... te voy a soltar una mano solo una y no vas a hacer tonterías me oyes?

Mientras hablaba su nariz rozaba su cuello.

—Me vas a coger la polla y te la vas a meter en el culo, pero solo la punta, si no lo haces, o metes más te juro que la saco y te quedas sin ella.



Roxanne Chavanel

Al imaginarle "dentro" sintió agua la boca, un cosquilleo recorriendole la espina dorsal, un temblor en las caderas y allí, en el calor de su intimidad lava ardiente a la espera de derramarse por todo enrededor. Arqueó una ceja y dio una sacudida a su miembro, aprentadole un poco más con los muslos—¿Seguro que sólo yo quiero tenerlo muy... dentro? —devolvió como en juego de ajedrez.

Bajó la cabeza hacia sus senos sintiendo su calido aliento rozarle, se estremeció sintiendo la húmedad de su boca y un jadeo apareció, intentado así, no darle más poder de lo que ya estaba poseyendo. Una pequeña puerta se abría, no la desaprovecharía, por lo que al soltarle estuvo por descenderla entre sus piernas pero al rozarle con la punta de su nariz, volvió a gemir, apretandose por completo, sintiendo su pulso dilatarse, sus manos temblar y sus senos firmes y rojizos como un par de manzanas—An... por favor, detente... —suplicó retorciendose con cierto placer, sus caricias le eran un deleite.

Se sentía a merced. Abrió sus piernas dejandole caer sobre las sabanas. Pegó su pecho a la almohada, haciendo que sus nalgas tuvieran la forma de un durazno. Tomó su pene, y lo ascendió por enmedio de sus muslos, hasta su vagina, recogió bastante liquido creando un hilo hasta en medio de sus glúteos, allí dio pequeñas palmaditas con su glande en la entrada y abrió un poco más las piernas, tomó una bucanada de aire, sus uñas se clavaron en la mano de su mayor en el instante que metio su cabeza quedando atorada su punta dentro—Fuck!—exclamó sintiendo ardor. Sus dedos accidentalmente resbalaron tocando sus genitales, rozandolos caminando un poco más arriba por el puente que une con su delicioso ano, rozandolo con su yema en pequeño circulo, tentandolo—¿Puedo menearme Amo?



Hiroyuki An

—¿Quién más podría pequeña? Mi cuerpo y mi alma han hecho un voto de respeto, de fidelidad y sumisión a ti. Aunque... hoy olvidaremos lo último por unos momentos. —Sonreía excitado, totalmente cegado por sus movimientos y su respiración, que se agitaba más conforme hablaban.

—Ya es tarde amor, voy a ahcerte mía como nunca. —su mano libre agarraba sus pechos, jugueteaba con ellso dándoles ligeros toques para que se moviesen y rebotasen.

Por fin obedecía, agarró la mano de ella con fuerza, para ayudarla a liberar la tensión de comenzar a meterse en su ano, sus labios también la ayudaban con besos en su espalda que adornada con su saliva gracias a los lametones.

—Aún no... —cogió esa mano juguetona que quería recuperar un poco de su lado dominante y la volvió a llevar sobre los barrotes juntos a la otra.

—No hagas trampa, te he avisado. Tienes que comportate bien o tu amo no te dará lo que estás deseando desde anoche.

Ahora sí, al verla más tranqila comenzó a mover la cadera, su erección apretada por la fuerza que ejercían los músculos de su ano se adentraba despacio, pero sin freno. Movía la cadera en circulos para ayudarla a abrirse. Una cosa esa convertirla en su sumisa y otra muy diferente lastimarla. Si hubiese hecho lo último no se lo perdonaría nunca si mismo.

—Ves amor? Cuando te comportas bien, yo te premio. —Ahora soltaba sus manos y se abrazaba a su cintura amoroso. Movía la cadera con más libertad porque se había acostumbrado a tnerle dentro y llenaba su espala de besos y caricias. Roxanne Chavanel

Ahora, un meloso tono de voz le hacía perderse, como el canto de las sirenas a los marinos. Delicados gemidos se difuminaban sobre las paredes, retorcía de placer sintiendo como sus manos amasaban debajo suyo—Por favor... sigue, ah—sentía la garganta seca, estaba extasiada, el calor de su respiración aumentaba su ansiedad, quería romperle la pelvis con sus meneos. “Hazmelo ya" su interior sufría, sus muslos estaban tensos.

—Ah...god!—exclamó alzando su cabeza al techo, sus labios quedaban entreabiertos mientras sentí el ardor de su espada penetrando su interior, de forma lenta, continua, atascandose a mitad del camino—Just fuck me right now, please master...—finalizo con una frase sumisa. Su mano se aferró a su ante brazo, rasgandole la piel, sintiendo el deseo de encajarse y hacerle sangrar sólo para que sintiera lo que le provocaba.

El camino que creaba de besos y humedad liberaba jadeos, gemidoa como una gatita en celo—Mgh... An...

De nuevo, sus manos estaban unidas a la cabecera, se arañaba los dedos con el corazon estrujado—Oh god! Yes...—al pegarse a su cuerpo, se echó hacia atras pasando sus manos por detras de su nuca. Su interior le recibía por completo, el dolor y el placer se mezclaban en una agridulce sensación. Mordió su cuello gruñendo como leona pero sus caderas dejaban guiarse por él, yendo y viniendo encima suyo. Su mente se desprendía de su cuerpo en medio del arroyo que fluía entre sus piernas—Mgh An... amor, ah-ah-uuh-mgh tocame el huesito mgh.



Hiroyuki An

—Se siente rico verdad? has visto... solo tienes que obedecerme —mientras hablaba besaba sus labios y estos le llenaban la boca de gemidos— cuando me obedeces te doy cosas bien ricas...

Sus manos agarraban ahora sus pechos que rebotaban cada vez que la penetraba con fuerza.

—La próxima vez me follare a estas delicias... —susurraba en su oido sin dejar de penetrarla a cada vez más rapido— te arrodillarás frente a mí y me las ofrecerás empapadas en aceite sí?

Fantaseaba con volver a dominarla algún día, aunque después de esta travesura lo veía lejano. De todos modos sabía lo mucho que a ella le gustaba oirle hablar así de dominante.

—Ahora tu amo te dará un pequeño regalo... —coge su pelo recogiéndolo en una coleta alta y besa su mejilla suavemente para que gire la cara— ahora mírame. Cuando te corras no quiero perdérmelo...

Su mano libre bajaba entre sus piernas y jugueteba antre sus labios, un poco inchados por los juegos y toqueteaba su clítoris, bastante erecto, no le faltaba mucho para correrse.

—Regálame un orgasmo sí preciosa? —su dedos atrapaban su clítoris y lo estimulaban con caricias y algún pellizco casual

Roxanne Chavanel

Era como un listón de seda que se atraía en caricias y soltaba al vacío, creándose miles de figuras todas expresando un mismo sentimiento. Roxanne podía escuchar el latido de su corazón, su respiración agitada, el fuego recorriendo sus venas, ese aire tibio de su cabeza a su espina dorsal y como cereza a su pastel, la fanfarronearia de su mayor— Eres un...—se mordió el labio, en cualquier momento lo haría sangrar.

Sus palabras la excitaban al punto de cruzar la agonía quería morir entre estocadas y revivir como el ave fénix, todo en el mismo segundo. —An, por favor ¡callate ya!— exclamó haciendo añicos las sabanas. Una, dos, tres, cuatro, cinco, la jalaba con fuerza contra su pelvis, sus nalgas temblaban como gelatinas contra sus muslos, su piel se tornaba camarón. Su piel se bañaba en sudor y entonces, clavó una de sus manos detrás de su muslo, haciéndole tembrar, soltando un alarido de placer al haber alcanzado tocar su huesito, su ano se contraía como si lo chupara. Roxanne pegó su cabeza a su hombro meneando las caderas como las manecillas del reloj para después ir al contrario. De frente-atrás, de arriba hacia abajo, le hacia recorrer cada centímetro de su ano desquiciandole.—Oh yeah, Fuck my hole like this baby ah-ah-uuh-uh-oh-mgh don't stop honey...—se perdía en el orgasmo que tensaba sus pezones, su clitoris, el ardor que causaba en su vagina.

Su rostro quedo expuesto, mostrando su perfecta forma ovalada. Sus pestañas ascendian y descendian como un abanico en calor. Sus labios rojizos a punto de reventar se apretaban y soltaban con cada gemido de placer que le causaba. Sus piernas temblaban de menor a mayor intensidad mientras la masturbaba. De pronto, sus ojos se humedecieron, estaba llegando a un climax distinto, sintió la garganta seca, toda su humedad concentrandose en su interior, sus pezones punzaban y entonces jadeo colocando su mano sobre la suya, cascadas de su vizcoso y transparente liquido desbordaban entre sus muslos mojandole la mano. El rubor atacó sus mejillas por la verguenza—Amo...—susurró con ternura y dejó caer su cabeza, se sentía echa un batido de placer.



Hiroyuki An

Una de las visiones más le maravillaban era su espalda, tersa y jugosa, un poco brillante por el sudor y como sus nalgas se apretaban contra su cadera a cada penetración. cuando movía sus caderas podía ver como los musculos de su espalda cubiertos por aquella suave piel se estremecían de placer.

—¿Qué soy preciosa? —sonreía porque sabía que iba a insultarle por dominarla de ese modo.— ¿El amor de tu vida?

cuando su mano agarró su mejilla sus caderas aún acrecentaron más la velocidad, estba disfrutando como un loco por la presión que ejercia.

Prestó atención a sus respiraciones, adoraba como podía deducir cuando se iba a correr gracias a eso, pero aquella vez era diferente, más alto más entrecortado. De repente lo sintió, como un torrente salía cálido empapando toda su mano. Abrió los ojos sosrprendido y aquello hizo click en algún interruptor de su mente porque perdió el control, no lo ahbía visto llegar pero se estaba corriendo sin poder evitarlo dentro de ella, llenando todo el interior de su ano con su caliente leche blanca.

—Ahhhhh... joder joder joder... —abrazó su vientre y observó por encima de sus hombros, pudo ver su mano aún empapada que seguía rozando su clitors pero mucho más suavemente y las sábanas empapadas en líquido transparente.— Te amo mi vida...

Sacó su erección con suavidad, sabía que después de un orgasmo de ese tipo ella debía sentirse un tanto tocada emocionalmente.

—Que bonita eres... —la abrazó con fuerza haciendo que callese con él al colchón, estaba feliz y realmente emocionado— Has hecho a tu amo el hombre más feliz del mundo


 
 
 

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