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V: "La bella durmiente quiere huir del dragón".

  • 21kpoplicious
  • Sep 6, 2016
  • 35 min read

Roxanne Chavanel

Hay un excelso buffet esperandote.

Hiroyuki An

Me va a costar tanto contenerme

me tientas demasiado

Roxanne Chavanel

Y eso mi querido saltamontes, es lo hermoso de ser sumiso, cuando cumplas todas tus misiones te sentirás un nivel más allá de lo común. Lo que tengo entre mis manos es mi devoción por hacer de ti, una escultura, inmortalizar tu varonil espíritu.


Hiroyuki An

Más bien espero que estés preparada para recibir mi devoción por ti.

Roxanne Chavanel

Sabré corresponder a tu devoción en más de una y mil maneras.


Hiroyuki An

Me haces muy feliz entonces. Aunque no sé si eso es algo que tengo permitido.

Roxanne Chavanel

A diferencia de otros Dominantes, tu bienestar físico y emocional es una de mis principales inquietudes, siendo tú dichoso me haces sentir a mí extasiada, no lo olvides, estamos inmersos el uno en el otro, como el reflejo en el espejo.


Hiroyuki An

-He tenido la mejor suerte de encontrar una dominante como tú. -coge su mano y la besa muy suavemente sin dejar de mirarla

Roxanne Chavanel

Hasta el más hermoso diamante posee defectos que lo hacen especial... la relación Dominante/sumiso va de eso, conocer cada capa de tu alma la parte brillante y opaca de la misma, transformando todo lo que hasta hoy dabas por conocido—musitó con calidez sintiendo la ternura y calidez de sus labios sobre su dorso—Me halaga tan caballeroso hombre—agregó y acercó a su frente dejando un delicado beso—No creo en las casualidades sino en lo inevitable ¿tú?


Hiroyuki An

Sé que descubriré mucho sobre mi. -la abrazaba estrechándola entre sus brazos y besaba su cuello suavemente- pero no te voy a mentir, ahora tengo mucha curiosidad por ti. -la estrechaba entre sus brazos y escuchaba su voz aclamada-no sé si el destino existe pero de forma egoísta prefiero pensar que he venido a ti porque me esperabas

Roxanne Chavanel

Su cuerpo se sintió atraído como imán a su pecho, alzo la vista respirando el aroma de sus cabellos para ladear su rostro dejando su delicado lienzo a su merced sintiendo sus labios bermellón como tinta marcándose sobre su piel–Es como haber encontrado una nueva galaxia en este universo...–susurró a su oído acariciandole entre sus cabellos caramelo detrás de su oreja–del mismo modo que lo hizo la bella durmiente...


Hiroyuki An

Que hizo la bella durmiente? -le observaba curioso pero le podía la impaciencia. Se acercaba despacio a sus labios mientras sus dedos jugueteaban en su nuca entre su pelo. Terminó por besarla profundamente casi de un modo posesivo

Roxanne Chavanel

Por un par de segundos dejó caer sus párpados mientras sus palabras salían con un canto de cuna de sus labios. Dejaba que sus sentidos quedaran atrapadas en la telaraña de su fragancia, su aliento, la sensación de su calor. Sus hilos azabaches cayeron por detrás de sus hombros, algunos más caían como cortina ocultando sus ojos que trataban de verle por unos momentos—La bella durmiente estuvo enclaustrada en la prisión de un temible dragón hasta que...— sus palabras quedaron selladas en su aliento a frutillas y el furor de su pasión. Como si se tratara de un tango, su sinhueso buscaba a su acompañante en un vaivén erótico—Toda tu ausencia se derrama entre mis labios–decía entre cortada y succionó su lengua un par de veces como si le poseyera—mgh.


Hiroyuki An

Movió las manos cogiendo sus mejillas para besarle aún con más furor. Quería sentirla tan cerca como si se fundieran. —Qué pasó con el dragon...? —sus palabras sonaron entre algunos besos.

Sus manos volvieron a su nuca, la acariciaban suavemente recorriendo cada centímetro con delicadeza.

Roxanne Chavanel

Colocó sus manos por encima de la ajenas sintió su piel, sus nudillos marcados. Las manos masculinas eran una de sus más grandes debilidades, podía sentir su fuerza y poder—E-él se ha ido de viaje creyendo que la princesa aun esta bajo el embrujo de morfeo pero... volverá uno de—decía entre jadeos apretando los ojos por la sensación de ardor sobre su pecho, una de sus manos fue a sus pectorales rasgandole la camiseta, sabía podía terminar a su merced—el lobo puede intentar hipnotizar a caperucita pero—susurró entre sus labios succionandole el labio superior, rasgandole, atrapando ahora ambos labios, succionandolos y soltandolos con lentitud disfrutando de su néctar hasta la última gota—la inocencia de caperucita es igual a su astucia—agregó dando un giro con él empujandole a la pared blanca, tomando sus manos con firmeza, entrelazandolas sobre su cabeza—paciencia...—indicó agitada entre sus labios.


Hiroyuki An

Se dejó llevar, olvidando su posición en cuanto a ella. La veía tan excitada y emocional que sabía podía aprovecharlo, aunque fuesen unos segundos. Cuando ella rasgó su camiseta bajó las manos agarrando las nalgas de ella con fuerza para apretarla contra él iba a bajar la cabeza lo suficiente como para meter toda su cara entre sus epchos cuando notó el tirón en sus brazos.

Se quedó mirandola aún gruñiendo de excitación y rabía por no poder seguir.

—Paciencia... —suspiraba sin quitar la vista de sus pechos.

Roxanne Chavanel

Sentía que en cualquier instante se volvería ceniza ante el calor abrasador de sus manos. Como si fueran un par de bombones el mayor los estrujaba causando un cosquilleo en su cadera descendiendo a sus labios, vibrantes y húmedos.

Poco faltó para que la miel descendiera de entre sus piernas pero he ahí el poder del autocontrol. Respiró hondo sin desviar su vista de la ajena, ese toque infantil, berrinchudo al no conseguir lo anhelado llamó su atención—el niño tendrá su helado después de hacer los deberes—bromeó dándole un beso esquimal—No falta mucho...


Hiroyuki An

"Mala..." pensó mirandola a los ojos pero solo asintió. Sabía que adoraba verle obediente y de tanto en tanto le daba ese gusto como dueña de su destino.

Se quedó en aquella posición con ella agarrando sus brazos sin dejar de mirarla pero se le ocurrió una travesura.

Aprovechó la abertura de las piernas de ella y subió su rodilla de modo que pasaba por la cara interna de sus muslos hasta alcanzar rozar su ropa interior bajo la falda.

Roxanne Chavanel

Si algo había aprendido Roxanne durante estos años era la fuerza de voluntad. Él era más alto que ella pero sus zapatillas de charol ayudaban a quedar levemente debajo de su mirada cazadora. Fue ante su expresión infantil que flaqueó por un momento descendiendo su mano derecha por la curvatura de su mejilla, sentía su tersa piel entre sus yemas, se acercó a su cuello delineando su vena con sus sedosos labios. Un sonido escapó de su boca al sentirle urgando entre sus muslos como un pirata al cofre del tesoro. Una parte de ella quiso detenerle pero otra parte tan sólo se impulso más, sintiendo la rugosa tela humedeciendose al tacto con sus bragas, un tono rosáceo pinceló sus mejillas e hundió su rostro en su cuello chupandolo hasta decorarlo de purpura. Llevó sus manos a su cadera indicándole—Estrujame de forma que no pueda moverme...—jadeos se unían a la pieza musical de succiones.



Hiroyuki An

Escuchó aquella orden, aunque en ese momento le pareció más una petición y corrió a aprovechar antes de que ella le frenase.

La agarró por la cintura levantandola y se giró esta vez dejándola a ella contra la pared con sus muslos rodeando la cadera de él.

Si quería que la atrapase, él sabía muy bien como hacerlo. Todo su cuerpo se cargaba contra el de ella, dejandola pegada a la pared y sus amnos agarraban las nalgas de ella con fuerza con la excusa de sostenerla.



Roxanne Chavanel

De pronto, Roxanne se transformaba en una delicada muñeca de cristal. Sus fuertes y viriles manos sujetando su cadera, acariciando de manera "accidental" sus glúteos causaban un mar de sensaciones en su interior. Dejó caer su melena por detrás de sus hombros, su vista quedó al cielo por unos segundos mientras el cuerpo de su mayor se empujaba al frente haciéndole sentir apretada—Ah—exclamó y sus manos descendieron a su espalda rasgandole por encima de la camisa. Su aliento estampandose una y otra vez a su cuello hacían que sintiera sed. Tomó su mentón y lamió su labio inferior—dame el néctar de tus labios...


Hiroyuki An

La agarraba con cuidado de no lastimarla pero con seguridad, no era un chico exceisvamente musculado pero sin duda era potente y fuerte.

Dejó que ella jugase a su merced sobre su piel y sus labios y asintió obediente.

Atrapó unas gotas de saliva entre sus albios y se acercó despacio, dejando que su saliva cayese lentamente sobre los labios de ella antes de besarla profundamente, buscando rozar más su lengua con la suya.​ Roxanne Chavanel

Como si fuera el oasis en su desierto, su humedad refrescaba algo más que su garganta, se adueñan de su vientre hasta volverse una exigencia en su intimidad. Sus manos fueron por detrás de su cuello rasgandole entre sus hilos castaños pasando estos hacia el frente, enredandolos entre sus dedos, gimiendo y jadeando su nombre sintiendo como sus pinceladas coral se erguían ante su placer. Un cosquilleo danzaba entre sus largas y tersas piernas de porcelana, la ropa comenzaba a quemarle la piel—La bella durmiente quiere huir del dragón—susurró entre sus labios succionando su lengua un par de veces al compás de su pelvis contra él.


Hiroyuki An

Bajó su cabeza de nuevo dispuesto a enterrarla entre sus pechos, dispuesto a perderse en ellos todo lo que ella le permitiese.—Qué necesita la bella durmiente para poder huir? —Su voz sonaba acallada ya que hablaba mientras sus labios recorrían su suave piel. Su lengua se entretenía ocultándose entre sus pechos. Le encataba esa mezcla de olor a perfume y sudor que el cuerpo de ella desprendía en ese momento. Roxanne Chavanel Su húmeda lengua mojaba la redondes de su seno derecho, un par de sonidos acuosos, su pincelada coral se erguía hasta arder, tomó su cabeza haciendole hundir su pezón en su boca, quería le succionara el alma por completo. Sus manos temblorosas bajaban a sus glúteos estrujandolos, empujandolos contra sí, causando que sus gemidos se estamparan en los cristales de la habitación—arrancame el vestido—gimió a su oido llevando sus manos por detrás de su cabeza comenzando un vaiven aun por encima de la ropa, deseando su bulto friccionandose sobre sus bragas humedas. Hiroyuki An

Lamía su pezón despacio pero prontó notó como le aptretaba contra ella. Lo succionó con fuerza, poniéndolo bien y duro. Lo lamía y apretaba tanto entre sus labios que sospechaba debía doler ligeramente, pero a su dominante a veces le gustaba jugar duro. Asintió como siempre mirandola a los ojos y llevó sus manos a la zona del escote, estiró de la tela con fuerza hasta que notó que se rasgaba entre sus dedos. Lo partió lo suficiente como para que de otro tirón un tanto bruscó la tela cayese al suelo. No soportaba oirla gemir de ese modo, le causaba tantas emociones que no era capaz de concentrarse en qué debía, o mejor dicho podía hacer. Roxanne Chavanel Como un niño hambriento y sediento, le miraba saciarse de sus delicados senos. La manera en que la besaba, la acariciaba era tan distinta de su esposo que la hacia sentirse desbordante entre sus piernas—An...— volvió a gemir, sus senos iban como la marea de frente a atrás. Cada tirón de su vestido le hacía excitarse más, tomó un pedazo de tela envolviéndose las manos como si estuviera atada, sus senos quedaban a su deleite. Su respiración agitada hacia que su cuerpo fuera en vaivén. Las telas quedaron atascasas por unos segundos sobre sus caderas hasta que un poco más de fuerza le arrancó otro gemido sintiendo como su virilidad se empujaba sobre sus bragas—Haz que la princesa huya del castillo...—pidió con dulzura mientras sus muslos se aferraban a su cadera friccionandose sobre su pantalón. Hiroyuki An Bajó las manos nervioso y consiguió deshacerse de su pantalón y ropa interior que quedaron a la altura de sus rodillas al caer. —Mi princesa... —lo dijo sin pensar, llevado por la excitación el placer y el cariño qeu poco a poco crecía en él. Agarró las manos de ella ahora envueltas en aquella tela. Las atrapó como ella le había enseñado, como ella haciá con las suyas propias en otras ocasiones. Ahora era su sexo, ya libre de toda opresión el que frotaba contra la ropa interior de ella. Su presemen comenzaba a mojar la tela y en un movimiento ágil bajo una mano y con uno de sus dedos deslizó la prenda de ella aun lado. No sabía cuando podría aprovechar ese momento de baja guardía por parte de ella así que la penetró rápidamente, no fue un movimeinto brusco pero sí rápido, entró de una sola estocada gracias a la humedad del sexo de ella que le envolvía. Roxanne Chavanel La tenía embriagada de su aroma, sus palabras y acciones. Estaba hechizada por la mirada seductora y penetrante del mayor. Roxanne se liberaba de los listones de seda invisibles que ataban todo su cuerpo y mente. Al ver su torso desnudo, inclinó sus labios a su hombro rasgando este con anhelo—eres... exquisito—susurró entrecortada por la excitación. Al sujetarle con fuerza de las manos, se miró en su reflejo volviendo años atrás cuando era una sumisa, las palabras de él retumbaron en su mente por unos instantes pero volvió a su presente ante la húmeda caricia de aquel mástil. Su cuerpo reaccionó impulsándose al frente ante la primera estocada, buscó sus labios ansiosa meneandose en pequeños círculos, disfrutando el como su miembro entraba en su apretado interior, bañándose de sus fluidos—Mgh... rasgame las caderas. Hiroyuki An

—Usted si que lo es... —respiraba su aroma que ahora se mezclaba con el de él, creando aquel ambiente húmedo y un poco pesado. La pentraba con fuerza, agarrando las nalgas de ella con fuerza, sus dedos se clavaban la piel blanca y tierna de ella, no lo pensó en ese momento pero quizás eso dejaría uans leves marcas en su piel, lo que significaba el consiguiente castigo para él. Pero Hiro no era un hombre reflexivo sin duda, actuaba por impuslsos y más cuando se trataba de ella. Salía el animal de su interior y solo podía dejarse guiar por su instinto hasta que ella le frenaba y le guiaba. Roxanne Chavanel Si algo admiraba de la anatomía masculina, era ese vigor y poder. Sus dedos quedaban marcados sobre su lienzo, huellas que parecía serían difíciles de borrar. Al impulsarse al frente, sus cabellos húmedos acariciaron su nariz, Roxanne inhaló su aroma natural sintiendo su corazón estrujarse, su vientre se contrajo ante la sensación de pudor que intentaba atacarla pero, con cada vaivén sus labios menores se estremecían, intentando succionar parte de su carnoso falo. Roxanne llevó sus labios a uno de sus pectorales delineando su tetilla con su lengua, succionó su botón carmesí al tiempo que sus manos delineaban las marcadas líneas de sus omoplatos, descendiendo por su espalda baja hasta el nacimiento de sus glúteos. Acarició alrededor de estos sintiendo como se contraían al penetrarla—Oh An... me encanta como te mueves—susurró sobre su piel, rasgandole ahora la tetilla al sentirle estocarla con su espada. Clavó sus uñas en sus glúteos haciéndoles menearse en círculos disfrutando de su carnosa punta tocando una y otra vez sus paredes vaginales, gimió su nombre sintiendo como sus fluidos calientes descendían bañandole. Bajó su mano entre sus piernas mojandose su dedo medio e índice, el líquido escurría entre sus dedos y entonces, llevó su mano por entre sus glúteos creando un camino de su líquido, la punta de su medio entró en su ano con lentitud, lo movió delicadamente de frente-atrás para después sacarlo, volvió a humedecer sus dedos y esta vez, introdujó ambos dedos abriendolos y cerrandolos de lento a más rápido al compás de sus penetraciones. Hiroyuki An Se desquiciaba en aquellos gemidos, la posición era excitante pero no lo suficientemente cómoda como para que sus manos pudieran recorrer la piel de ella tal y como deseaba. Los movimientos de la cadera de ella eran hipnotizantes y incluso a él, un joven vigoroso le costaba seguirle el ritmo. Sin duda era una fiera. Desesperad por ajustarse a su ritmo para que su dominante se sintiese completamente satisfecha agarraba sus caderas con fuerza, atrayéndola más a él, de un modo brusco. Sus cuerpos sudados chocaban y generaban ruidos húmedos. -Señora... -La miraba curioso al ver como comenzaba a estimularse el ano ella misma.Aquello le parecía una de las escenas más excitantes que había visto en su vida. Ella se empeñaba en demostrarle lo libre que era, en el fondo no le necesitaba para sentir placer, ella misma se bastaba y se sobraba, pero eso solo hacía que el hecho de que le mantuviese a su lado fuese más valioso. Alargó su brazo, ahora cargando todo el peso de ella en un solo brazo, la postura era dura pero él podría soportarla lo suficiente como para llevarla al extasis. Ahora con su mano libre acariciaba las nalgas de ella rozando ahora sí sus dedos. Sus dedos que entraban y salían de su ano a un ritmo rápido. Acarició con la llema de sus dedos los de ella, estaban empapados en los jugos de ella y por eso podían entrar y salir con tanta facilidad. Sin dejar de penetrarla, hizo presión con su propio dedo y con un poco de traza consiguió meterlo hasta la mitad junto a los de ella. Ahora sí su e estrecho ano se ajustaba completamente a los dedos de ambos. Roxanne Chavanel Acuosos aplausos se creaban al choque de sus pieles húmedas, sus testiculos palpaban una y otra vez parte de su intimidad—Un poco más fuerte... —indicó al agarre sobre su cintura. Sus piernas se enrozcaban con fuerza a su cadera, sintiendo su piel friccionarse una y otra vez contra la de su mayor. Sus senos brincaban una y otra vez contra sus pectorales, sintiendo el roce de sus tetillas y sus pezones—Ah-ah-mgh—alzó su cabeza hacia el techo mientras que al sentir como le estocaba imitaba su acto detrás suyo con más intensidad, metía y sacaba su dedo medio una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, perdía la cuenta de las veces, ya no tenía razón de sus actos, tan sólo sentía el placer al lograr tocar su huesito, un exquisito ardor se apoderaba de su ano, la contracción del deseo, introdujó un segundo dedo, indice, volviendo a su acto abriendo y cerrando los mismos como si fueran unas tijeras, rasgandose con el filo de sus uñas, gritó y gimió, ambos difuminandose entre calientes jadeos sobre el techo. Pero el acto tuvo un invitado sorpresa, sus glúteos temblaron de placer al sentir como las largas y gruesas manos de su mayor amasaban su piel, acompañando la escena. Su rostro descendió hasta lograr quedar de nuevo sobre el ajeno, sus labios buscaron los suyos, gimiendo, jadeando su nombre entre caricias y de pronto, presionó sus labios contra los suyos con un quejido, su otra mano fue detrás suyo, acariciando con cierta torpeza sus dedos, dejó caer los parpados por la sensación de electricidad de su mente a su vagina, apretó sus nudillos e hizo hundir su dedo medio hasta llegar a su huesito—Así...—mencionó abriendo los ojos, mirando su propio deseo dibujado en los ojos avellana de su amante, de su guardespaldas, de su complice, de su sumiso y dominante.Comenzó a menearse al contrario de sus movimientos para provocarse más al tiempo que chupaba y rasgaba sus labios con cierta fuerza, el exquisito ardor en su ano la motivaba a transformarse en una leona. De dentro-.fuera, de lado a lado, arriba hacia abajo, no había centimetro que no fuera penetrado ni recorrido por aquel mástil mientras qué, detrás suyo aquello se tornaba una lasciva danza, sus dedos acomodaban el suyo entre ellos como si fueran un trio—Quiero tu boca en mis senos... Hiroyuki An —Necesitamos un dildo.... —gemía entre los labios de ella y suspiraba cada vez sintiendo como se cansaba un poco más por la postura y por la terrible excitación de estar explorando el precioso ano de su dueña.— Me encantaría poder hacerte dobles penetraciones... Sacó su dedo del ano con cuidado dejando que ella siguiese jugueteando y la volvió a cargar con sus dos brazos. Sus musculos y sus venas se marcaban completamente y sus dedos estrechaban la suave piel de las nalgas de ella a cada embestida. Se fundió en un dulce y húmedo beso, sentía como le ardían los labios de los mordiscos de ella pero adoraba esa sensación. Poco a poco bajo, lamiendo y mordisqueando su barbilla y su cuello hasta alcanzar sus pechos de nuevo. Los lamía y amasaba con su boca, succionanado y arañándolos suavemente con sus dedos. Roxanne Chavanel Sus gemidos causaban que su clitoris se tensara y su deseo al final hizo que su vagina se contrajera. Un gesto de dolor apareció al retirarse de su ano, este parecía clamar su carne con cierto ruego. Pasó sus brazos por sus hombros desviando su vista a la vena que saltaba de su cuello por el esfuerzo, fue a ella chupandola, como si deseara absorverla por completo.—Ah-ah-uhm más rápido, más....— pedía sintiendose ligera entre sus brazos, su par de manzanas golpeteaban contra su par testicular repetidas veces, sentía desquiciarse por su fuerza. Acarició su lengua al recibirla en su boca, succionaba su saliva con desesperación alimentandose de él. Para después rasgarle los labios al punto de hacerle sangrar por el gordillo de ambos labios— Mgh... mis cerezas -gimió alto sintiendo su carnosa punta llegar al borde de su húmeda pared vaginal, dejó caer sus brazos detrás de su nuca disfrutandolo—En el cajón-hizo una pausa acariciando sus cabellos, hundiendo su rostro entre sus pechos— debe haber más de los juguetes... busca el dildo en color purpura— su aliento caliente quedaba atascado entre sus hilos caramelo y su otra mano bajó a su glúteo nalgueandole— Quiero menear tu culito, amor... Hiroyuki An Asintió en cuanto escuchó que ella pedía más. Apoyó la espalda de ella contra la pared y con un poco más de fuerza elevó sus nalgas aún más. En esa posición podía apoyarse bien en sus talones y mover su cadera a una velocidad más rapida, toda su erección entraba y salía, los húmedos ruidos parecían aún más altos ahora. Ambos podían oir el choque de sus testículos con facilidad. Se relamió los labios y notó ese característico sabor metálico, estaaba sangrando ligeramente pero si no hubiese sido por el sabor jamás se hubiese dado cuenta, estaba totalmente inmerso en el placer que quería darle y que recibía de ella. —En el cajón? —pasó uno de sus brazos por la cintura de ella y la puso de pie sobre el colchón— ahora mismo lo busco. Sonreía y se giraba a mirarle coqueto mientras buscaba el dildo, movía su cadera de un lado a otro para que ella se fijase en sus nalgas. —Este culito te pertenece preciosa... —encontró el dildo y se acercó pasandolo por sus propios labios y su lengua— dime preciosa... —se sentó en el borde de la cama, ella seguía de pie en el colchón y por eso estban en la posición perfecta para que el besase sus muslos con suavidad. —Me quieres a mí por delante o por detras? Roxanne Chavanel Sus senos estaban duros, sus pezones sobresalían firmes y carnosos como un par de caramelos macizos. Al verle de espaldas meneandose, sintió un caliente liquido escurriendo entre sus piernas, se miraba tan apetecible, podía sentir sus suaves gluteos chocando entre sus labios mayores. Se mordió gordillo del labio inferior y trató de desviar la vista pero, no podía, hizo añicos las sabanas tratando de calmarse pero al sacar el dildo del cajón, un cosquilleo recorrió su interior. Le vio acercarse, colocarse entre sus piernas. Abrió la boca hipnotizada al ver como delineaba tan deliciosa boca con el carnoso glande, despertando así su pequeña nuez que ardía por la excitación. Al cuestionarla, respiró hondo meditandolo por lo que fue por las almohadas colocandolas al borde de la cama—Primero... será sintiendo nuestros glúteos... finalizaremos contigo penetrandome doble, no quiero que pierdas ni un orgasmo mío ni yo quiero perderme tus gestos... —le mencionó acariciandole la mejilla con ternura. Fue a la mesita de noche por el aceite de coco y entonces le tomó de la mano recostandole boca abajo pero en posición felina, su pecho quedaba pegado a las almohada pero sus gluteós sobresalidos, tomó el aceite virtiendolo sobre sus manos con suficiente cantidad, dió dos nalgadas fuertes saltando algo de liquido, comenzó a masajearle los glúteos—Tus nalgas son tan ricas amor... son suaves y firmes, como si mordiera un par de bombones... deliciosas como un par de manzanas... —susurró sobre su mojado culo, lamiendo este y dejando un par de mordiscos a su paso.



Hiroyuki An

Conocía sus sentimientos, sabían traducir todos y cada uno de los gestos que realizaba y sabía que aquello le estaba excitando. Lamió un poco más el dildo y lo pasó cerca del clitoris de ella antes de acercar y dejar un suave y húmedo beso en él, solo uno, lo suficiente como para volverla loca. Le escuchó con atención y sonrió al recbir aquella caricia que le devolvió inmediatamente sobre la cadera de ella. Se colocó tal y como ella le indicaba, en aquella posición sus nalgas se abrian por si solas y todo su culo quedaba expuesto. Cerró los ojos suspirando excitado, podía notar como la punta de su erección rozaba su ombligo. -Ahhhh.... -arqueó la espalda suavemente al notar aquellas nalgadas, no le hbían solido peor el sonido, la humedad restante del líquido le habían puesto a cien. Comenzaba a excitarse tanto que perdía el control.- Más...Se morída los labios al sentir los lametones y los mordiscos en sus nalgas, como era posible que ella realizase siempre lo que a él más le excitaba en cada momento?-Este culo es tuyo preciosa... -movía las caderas de un lado a otro incitándola a hacer con él lo que desease, incluso apretaba los músculos para que se marcasen los musculos de su espalda y sus nalgas. Roxanne Chavanel Fuck!—exclamó dejando caer sus parpados, jadeando sobre sus musculos que se contraían una y otra vez como si penetrará, su saliva escurría de su boca por el anhelo, en realidad, no necesitaba el aceite, con lo que tenía entre sus piernas y sus labios, bastaba y sobraba para tener ese delicioso culo preparado para ella pero, gustaba de complacer hasta el más pequeño capricho visual suyo, después de todo era su dominante y uno de sus propósitos era hacer de cada experiencia mejor que la anterior. Fue a su ano, virtiendo más liquido sobre este, pero, al mismo tiempo colocando sus labios sobre él, chupando su carne, introduciendo su lengua, recorriendo todo su interior hasta morderle debajo, rasgarle y volverlo a chupar al tiempo que sus manos se iban debajo de sus glúteos por sus muslos, apretandolos, arañandolos y dejando un par de palmadas, empujó contra las almohadas sabiendo que su miembro friccionaría más contra su piel y sabanas, doble sensación. Comenzó a meter y sacer su lengua con rápidez sintiendo como su ano se contraía, como si jadeara—¿Quieres mi carnoso glande en tu culito, amor? —cuestionó mientras sus labios se presionaban por lo largo de su espalda hasta montarsele encima, volviendo a cuestionar ahora sobre su oido—¿Me quieres dentro de ti, An? —chupó su lobulo mientras sus manos apretaban las orillas de su cadera moviendole de frente atrás para que se friccionara entre las sabanas.



Hiroyuki An

Cada segundo de juegos le parecía una hora, todo era tan nuevo y excitante que sentía que podía memorizarlo completamente, cerrar los ojos y poder narrar como cada poro de su piel se erizaba solo con girar la cara un poco y ver la mirada de ella encendida de excitación. -Ah... -de nuevo el frío volvía a estremerce, se había colado en su ano, unas pequeñas gotas habían entrado con faciliad ya que ella le había penetrado unas horas antes. Abrió los ojos sorprendido al notar como su lengua comenzaba juguetear sobre el aro exterior de su ano, podía notar como su lengua humedecía cada pequeña parte y como por instinto su ano se iba abriendose por la excitación, preparandose para recibirla más profundo. -Ohhhh fuck.... -cayó contra el colchón con todo su cuerpo, en ese momento nada le excitaba más que sentir los grandes pechos de esa preciosa mujer contra su espalda, sentía que si en ese momento hubiese habido un espejo en la habitación y hubiese podido ver la escena se hubiese corrido mil y una veces. Giró la cara sientiendo y la miró excitado. -Sí, por favor mi reina... lléname de ti... -su voz sonaba entrecortada por su respiración tan agitada.- Necesito sentirte bien profundo. Movía las nalgas con desesperación necesitaba que se la metiese, ya. Su erección dura y roja de la presión se frotaba contra las sábans.



Roxanne Chavanel

El tono de su voz suplicante estremecía a sus labios vaginales. Le tomó de la barbilla y lamió sus labios un par de veces—Mi gatito quiere mucha leche escurriendo de su culito ¿verdad? Voy... a darte mucha lechita caliente —decía entre lamidas y mordisqueó el gordillo de su labio inferior, lo deseaba y anhelaba con ansiedad. Colocó sus manos por encima de las suyas, entrelazandolas, apretandolas contra las sabanas y sus caderas por incercia comenzaron a menearse de arriba-abajo, friccionandose sus labios húmedos por su espalda baja—Mgh voy a metertelo muy profundo amor, voy a hacerte gritar mi nombre una y otra vez...-susurró a su oido y chupó el lobulo de su oreja, su pelvis comenzó a elevarse y descender con ritmo haciendole rebotar sobre la cama, sabía debajo su miembro estaría al lmite, sintiendo cada roce, cada fricción sobre la sabana, una tortura.Sóltó sus manos y quitó de encima suyo. Fue por un par de listones de seda en uno de sus cajones y se colocó a su altura, de frente. Le ató las muñecas al borde de las columnas de la cama y una sonrisa lasciva se dibujó en su rostro. Suspiró mientras sus dedos peinaban sus cabellos rebeldes hacia atrás, admirando sus facciones, sus gestos, acarició su barbilla con su pulgar susurrandole—My special need...Colocó una silla de frente a él y fue por el dildo purpura, la botella de aceite y sentó de espaldas a él, arqueando su silueta, le miró por encima del hombro con cierta coquetería y delineó sus labios con la carnosa punta, sacó su lengua jugando con el orificio del glande, se llevó el glande a la boca succionandolo, pasandolo de una mejilla a otra, varias veces hasta sacarle con un hilo de saliva. Le miró con una falsa inocencia no perdiendo detalle de sus gestos—Y tú.... ¿Quieres darme de beber tu leche? ¿Quieres...—hizo una pausa, girando de frente a él, deslizando el dildo por el largo de su cuello de porcelana, delineandose la clavicula, pasandolo por su hombro, descendiendo al nacmiento de uno de sus senos, delineando la pincelada coral y el pequeño caramelo que sobresalía del mismo, repitió su acto con su seno derecho, descendió por su vientre, se delineó el ombligo y más abajo las cadera hacia su monte de venus, delineandose los labios. Con su otra mano, abrió sus labios mayores para que el mirara su pequeña nuez y debajo sus labios menores, un poco más abajo su intimidad, la cúal estaba húmeda, con el dildo, jaló su liquido hacia sus labios como si fuera un pincel, delineandolos dejando caer su cabeza por detrás de sus hombros y un gemido—An... —ascendio a su clitoris presionandolo como si fuera un botón con su carnoso glande—Mgh An... no imaginas cuanto ansio sentirme añicos entre tus brazos, entre tus piernas, sentir que me arrancas la vida y me otorgas una nueva, exclusivamente para ti—deliraba ante su excitación.Era un acto erótico, poetico, lascivo, prohubido. Pero como todo acto, debe haber un climax, por lo que Roxanne, se levantó de su asiento y acercó más la silla, escasos centimetros los separban. se sentó de nuevo, dandole la espalda y esta vez pronunció sus glúteos, sintiendo así su agitada respiración, ardiente, ansiosa. Continuó mirandole por encima del hombro y esa sonrisa complice apareció, vertió el liquido desde su espalda baja hasta sus nalgas, como una cascada descendiendo impetuosa entre sus pronunciadas montañas, bañando sus valles, pegó sus senos al respaldo de la silla y comenzó a menearse de derecha a izquierda, de frente-atrás, pequeños circulos oblicuos mientras el liquido continuaba cayendo, salpicando sus muslos, pantorrilas, manchando el piso de espesor.



Hiroyuki An

—M-mucha... por favor... —Recibía los besos entre jadeos y sus manos se agarraban a las sábanas arrugándolas entre sus dedos. Sentía la presión del cuerpo de ella sobre el suyo y se moría de placer. Su ligero peso, el calor que desprendía la piel de abmos todo era perfecto en aquel momento. Por momento pensó que aquello que iba a vivir se merecía una buena masturbación recordándolo pero su dueña no se lo permitía.— Métemela.... Sentía como su erección estaba a punto de estallar. Roja, dura y con los testículos palpitantes deseosos de expulsar toda la leche. Pero ya no era tan ingenuo, sabía que el placer de correr le iba a costar paciencia y control. Cuando vio que buscaba algo con lo que atarle a la cama recordó la vez que le intentó atar con una camiseta suya pero deshizo el nudo con facilidad y se avanlanzó contra ella. Ahora era ella la que había aprendido algo más, un león requiere mejor control. Notó como la tela se amarraba con fuerza a sus muñecas, no le dolía pero sabía que esta vez no podría desatarse aunque quisiera. —N-no... —suspiró al ver como se sentaba con el aceite y el dildo, le iba a torturar visualmente, le iba a msotrar todo lo que podría tener si no estuviera atado. —S-sí, sí... quiero darte toda mi leche... —sacaba la lengua totalmente excitado deseando lamer ese dildo con ella, lamer también sus nalgas que se veían tan excitantes en aquella posición. Cuando se giró se quedó en silencio observando embobado cada gesto y cada movimiento, todo estaba calculado, calculado para llevarle a la locura y a la desesperación. —Deseo tocarte... deseo lamerte... me vas a volver loco si sigo aquí amarrado. —Comenzaba a desesperarse y tiraba de las telas para liberarse pero cada vez que lo hacía se clavaban en su piel y le paralizaban en su intento de escapar. Abrió los ojos completamente excitado al ver como comenzaba a vertir el aciete. —Eso no... joder, joder... —Estiraba el cuello viendo como las gotas de aciete convertían su suave y tersa piel en un espejo, ahora reflejaba toda la luz y sentía que podía verse a si mismo en ellas, totalmente desesperado por poder tocarlas y lameras. Deseaba pasar sus grandes manos por ellas, estrecharlas entre sus dedos y llenar la habitación con el ruido de sus nalgadas. Pero eso no era posible ella lo tenía totalmente amarrado y solo podía soñar.— Quiero tocarlas... quiero morderlas, joder!



Roxanne Chavanel Era un león encadenado, eso la complacía. Roxanne no era amante del sadomasoquismo literal, aquel que marcaba la piel, que hacía parecerte un mendigo pero sí, en el sadismo de controlar los sentidos, las emociones, tener control de la mente de su sumiso. Levantó de su asiento, y caminó en retroceso, un pie trás otro pie, sus glúteos parecían llegar a él en zoom. al lograr sentir su caliente y exasperado aliento chocar contra sus glúteos de porcelana, reclinó de modo que su nariz quedaba entre sus glúteos, movió de arriba hacia abajo haciendole hundir su nariz y boca en su vagina. —Mis glúteos son tuyos... haz lo que quieras con ellos— se quedó como una nuñeca sobre su rostro, tan sólo sesenta segundos. Después, alejó con una sonrisa maliciosa, se subió a la cama con el dildo y el aceite. Sentó de frente a él, mojó el dildo y sostuvo en su boca dle otro extremo. Abrió sus frondosos glúteos por le medio mirando su ano, metió su lengua y chupó su piel un par de veces para después dar una nalgada caliente y estrujarle el glúteo derecho—Fuck pero que rico trasero tienes amor... ¿Cómo no quererte coger si es tan rico, dime?— cuestionó al abrazar su cadera pegando sus senos a su espalda mientras que la otra mano ya tenía el dildo listo—Pidemelo dentro de ti... ¿Qué tanto me quieres llenandote de leche? —cuestionó a su oido rasgandole el lobulo de la oreja y en un segundo, empujó su glande metiendolo entre sus nalgas, sin detenerse, hasta tocar fondo, mientras que aferraba a su brazo besando su cuello por detrás—Apretadito, mi culito rico....—jadeaba a su oido y colocó sus labios entre el falo y sus glúteos empujandose, de frente atrás, creando un espacio de aire para después darle el calor de sus pliegues vaginales—Te quiero An, demasiado... —susurraba besando su oreja, cuello y hombro balanceandose sobre su cuerpo, empujandolo contra las almohadas.



Hiroyuki An

Se deseperaba con aquella y cuando más se desesperaba más parecía que su chica se empeñaba en ser más y más sexy. Abrió los ojos emocionado al ver como se acercaba, se temió lo peor que se acercase y se volviese a alejar solo para torturarle más pero no... se quedó cerca... tan cerca que solo tenía que alargar la lengua y podía lamerla completamente. Y lo aprovecho, vaya si lo aprovechó. La habitación ahora se llenaba de sus gemidos por la excitación y el ansia de comerla entera. El sabor del aceite era bastante inoquo, por lo que no tapaba el delicioso sabor de la piel de ella y eso le encantó. Lamía su ano presionándolo con la lengua y mordisqueaba sus nalgas. Rozaba su nariz, sus mejillas y toda su boca contra la piel de sus gluteos. No eran excesivamente grandes pero eran carnosos y tiernos, justo deliciosos para ser mordidos y besados. Cuando se alejó no pudo evitar hacer un puchero de tristeza, quería más, lo quería todo. Pronto notó como jugueteaba con sus nalgas abriéndolas, estrujándolas y lamiendo su ano como a él tanto le gustaba. —Hm... —Soltó un ligero gemido de placer y expectación.— Mi culo es tuyo mi dueña, siempre lo tendrás listo para que lo penetres. —Te deseo tanto mi vida... —se intentaba girar la que le mirase a los ojos pero justo en ese momento sintió como se abría completamente. Sus brazos se pusieron en tensión por la intromisión repentina, más bien todo su cuerpo se puso como una piedra intentando soportar el dolor. Pero solo fue un segundo, relajó las nalgas y suspiró notando la intromisión de aquel gran dildo dentro de su cuerpo. Se sentía delicioso. —T-te quiero mi vida... —no solo la quería la adoraba, y en ese momento su mente se nublaba por el placer pero el amor no cesaba nunca—Notaba como ella se rozaba también, no quería perderse el placer, quería compartirlo con él. —¿Hm...? Se siente rico amor?


Roxanne Chavanel

Se empujaba con vigor, restregando sus labios entre el dildo y sus glúteos, sentía un cosquilleo invadendola de sus senos a su vagina, deseaba cogerlo, sentir sus muslos contrayendose, su pelvis empujandose, chocando, aquel rechinido complice entre ellos. Miró su gesto de agonía, tortuoso placer, dios no lo resistía, debía pero en el fondo deseaba tanto que la penetrara también. Una mano fue a su pecho, rasgandole las tetillas, bajó por sus abdominales tocando su punta, masajeandola al compás detrás suyo. De arriba hacia abajo, haciendole vibrar en su glande para después soltarle en las sabanas y de nuevo, el hipnotico movimiento de sus caderas, las alejó y de pronto las dejó caer como aplauso sobre los muslos de su mayor, agarrandole una de las nalgas con fuerza hasta enterrarle las uñas—Muy rico An—dijo en jadeo, sintiendo como el dildo se lubricaba con su propio liquido caliente que descendía apresurado entre sus muslos.Colocó sus labios por su nuca, creando un camino de besos, acariciando su espalda hasta descender a sus caderas y allí presionarle contra las sabanas para después alzarle,de nuevo bajarle de lento a más rápido—Metemelo rico An, aprieta las nalgas amor, me tienes debajo tuyo, tomame, deshazme entre las sabanas, Ah-ah-ah-mgh tu pene es tan grueso, entras rico, mgh, tomame, bebé no me dejes ir, jadea en mí...—tan sólo lo provocaba y dio otro par de nalgadas estruendosas marcandose sus manos en ellas, lamió sus manzanas y mordisqueó empujandole contra las almohadas, jalandole y de nuevo empujandole ritmicamente por unos minutos hasta que sintió la exigencia de sus glúteos, quería estar conectada a él en todos los sentidos.



Hiroyuki An

notaba como el dildo se movía de lado a ldo dentro de él, era ella rozándose completamente contra el jegute que estaba en su interior, se sentía como una extensión más del cuerpo de ella como si le penetrase en realidad. Cuando comenzó a acariciarle suspiró aliviado, ya no sentía dolor por la intrusión del dildo solo palcer y sus manos y sus labios hacían que el placer fuese mayor. Sobre todo cuando jugaba con sus tetillas, sentía como estás se ponían duras pidiendo más. —Ahhhhh... —gemía y apoyaba la frente contra el colchón aún totalmente amarrado.— Sus manos recorriendo su erección que estaba estallando y sus nalgas eran demasido en ese momento.— M-me correré... Suspiraba conteniendose, pero ella cad vez lo hacía más difícil. Cuando le presionó contra las sábans y le elevó de nuevo comprendió loq ue quería. Quería ver como se movía cuando la penetraba así que sonrió travieso. Comenzó a mover las caderas en circulos, bajaba y subía como si ella estuviese bajo su cuerpo y su erección entrase y saliese a toda velocidad. Su espalda se arqueaba y sus nalgas se elevaban con cada movimiento pero el dildo seguía atrapado entre sus carnes. —Quiero metértela... tan fondo... tan duro.



Roxanne Chavanel

—¡Ah!—exclamó sintiendo de sus piernas escurrir su liquido.—Más bebé, hazlo más rápido, ah-ah-ah-mgh te necesito chocandote contra mi pelvis, aprietame rico, no me sueltes, aferrame a ti— El vaiven se tornaba frenetico, desesperado. Le sujetó de la cintura con todas sus fuerzas evitandole poder moverse por lo que tendría que usar toda su energía—Vamos bebé, dame duro, quiero, por favor... meteme tu pene rico hasta el fondo, mgh-An!-quiero mojarte con mi miel, ah-ah!—decía entre gemidos por su espalda.Podía ver tan delicioso acto, sus musculos contrayendose, su piel tornandose carmesí, húmeda. Roxanne sentía su culo exigir lo mismo, por lo que soltó de la cintura, pegó sus glúteos a los suyos friccionandose con el dildo, haciendole meterse entre ellos—An! Ah-amor estas tan duro, tan grueso y carnoso... mi culito te quiere también... quiero escurrir de tu lechita también—decía entre gemidos abriendo sus piernas quedando en posición felina y entonces virtió aceite en la otra punta, mirandole por encima del hombro comenzó a rozarse las nalgas con la punta, delineandolas, se jaló una nalga dejando expuesto su ano, friccionó en vertical la punta sobre su piel y pegó su rostro a las sabanas sintiendo como con difícultad se introducía el dildo arrancandose un jadeo, un grito y un gemido al lograr meter su glande en su ano—Uuh- fuck me harder baby... An, mueveme amor... —pidió al mismo tiempo que se empujaba hacia los glúteos de él haciendo que el dildo avanzara, lo sentía llenarla con ardor y de pronto, sintió su pecho oprmirse al sentir un roce a su huesito, sus glúteos parecían darse un beso y entonces meneo de lado a lado acariciandolo, de arriba hacia abajo—Mgh bebé...dame duro...—suplicó meneando sus caderas en circulos oblicuos, resbalandose sobre los glúteos de su mayor.



Hiroyuki An

Podía notar lo desesperada que estaba ella también, comos siempre le explicaba aquello era una tortura para ella al igual que lo era para él. Por eso se esforzaba, en moverse más y mejor, en seducirla con sus movimientos de cadera para que disfrutase de aquella esperiencia tanto como él. —Cómo no voy a estar duro, me estás volviendo loco de placer. —Le ardía la erección y incluso los testículos se notaban más calientes de lo normal. Sabía que cuando se corriese iba a ser a lo grande. —Quiero metértela en el culito, bien apretado. Que aprites bien tus nalgas y sienta como te penetro centímetro a centímetro. Cerraba los ojos cegado de placer y de repente notó unos movimientos al final del dildo. giró su cuerpo como pudo y la vio a cuatro patas, rozando su culo con el suyo. —Omg.... omg.... —comprendió lo que iba a hacer y por un momento se arrepintió de no estar grabando esa escena—Comenzó a respirar agitado. Cada centímetro que ella se pentraba él lo notaba en lo más profundo. Se mantuvo quieto esperando a que se pentrase completamente para no lastimarla desgarrándola y cuando escuchó los gemidos de placer de ella sonrió travieso. —Lo quieres duro preciosa... —agarraba las cintas que le tenían amarrado con sus manos y tensaba todos los músculos. su cuerpo se movía a gran velocidad, el dildo salía de ella entrando más en él y al contrario a cada movimiento que realizaban.— Más, más! Roxanne Chavanel Sus palabras tenían poder, ya sentía un liquido frío recorriendo su espina dorsal, se contrajó entre gemidos, con sus nalgas pronunciadas contra las suyas, los roces calientes, pegagosos entre sus pieles—Oh sí An, duro, dame muy duro Ah-ah-ah-mgh ah—gritaba mientras su cuerpo se pandeaba de frente atrás con fuerza. De pronto le sintió más firme y se empujaba con fuerza contra sus glúteos, le miró por encima del hombro notando su técnica, se mordió el labio complacida y arqueó su espalda empujandose repetidas veces, chocando contra sus nalgas—Mgh A-a-a-an rompeme el culo amor, dejamelo lleno de tu lechita, quiero escurrir tu lechita, por favor—suplicó mientras sus caders se meneaban de derecha a izquierda y su espalda iba al lado contrario de sus caderas. Respiraba entrecortado, sintiendose sedienta. por lo que arqueó su espalda moviendose de arriba hacia abajo sobre sus glúteos.Clavó sus manos en sus nalgas, jalandolo contra ella, estocandose con fuerza, sintiendo como tocaba su huesito mojandose de inmediato—Fuck An, te mueves tan rico, ah-ah-ah- Amor —gritó entre embestidas rápidas de arriba hacia abajo sintiendose rebotar sobre su culo, apretandolo y rasgandolo con ansiedad, arqueó su espalda entre gemidos suplicantes por el orgasmo que atraveso, tensandose sus labios y clitoris, ese adormecimiento que le hacía no poderse controlar, moviendose una y otra vez, sintiendose en un trance—Amor, no me sueltes que siento des...—se quedó callada por unos sengundos sintiendose colapsar por un choque electrico, pequeños espasmos que contraían su cuerpo de frente atrás.—Mgh, te quiero... —susurró cayendo sobre las sabanas meneandose en circulos espaciados sintiendo su pene en todo su ano, moviendose con más soltura que antes, disfrutandole a cada centimetro, se metió un par de dedos en la vagina sacandose los dedos mojados, mojo sus labios y cltoris friccionandose contra las sabanas como si él la penetrara con sus labios—Rasgame rico, duro, mu-mu-mu-muy duro decía moviendose de arriba hacia abajo con rápidez, sitneindo sus glúteos contraerse, fricionandose con rápidez causando que la cama rechinara y sus cuerpos brincaran colandose el aire entre sus sexos.



Hiroyuki An

Hundió la cara en el colchón y los cojines que habían sobre la cama. —Oh no.... —sus piernas rozaban las de ella en aquella deliciosa postura y sonreía por le placer que le causaba poder compartir con ella aquel juguete y cumplir una de sus mayores fantasías.— Mi amor... ¿como puede sentirse tan rico? Hmmm.... Cuando notó como le agarraba y clavaba sus uñas en sus nalgas para que se acercase aún más gritó de placer, de dolor, de excitación y por todo lo que su cuerpo estaba viviendo en ese momento que era inexpicable. La conocía, conocía perfectamente como su respiración cambiaba antes de corrersel, se volvía más rápida, más jadeante y suplicante. Por eso comenzó a mover sus caderas aún más rápido, en la habitación solo se escuchaban los gmeidos y súplicas y ambos y sus nalgas palmeando la una con la otra cada vez que chocaban. —Te quiero mi amor... —Sintió como caía derrotada sobre el colchón después del orgasmo pero la conocía y sabía que seguía con ganas de más. Tragó saliva conteniendose, quería correrse quería llenarle el culo de su leche, sus pechos, su cara, su lengua, la quería empapada en su esencia pero estaba amarrado y cada minuto que pasaba hacía que la desesperación fuese mayor. —¿Así preciosa? —Movía la cadera con fuerza pero sus brazos ya comenzaban a doler más, estaban cansados por las ataduras y la postura. Le desesperaba no poder agarrarla y tocarla.



Roxanne Chavanel

Un trance mágico, como si su cuerpo se transformara en un arpa, sus pliegues de venus eran unas cuerdas y cada fricción era una nota músical. Se acariciaba los labios, delineandolos, rasgandolos con sus uñas, jalandolos y aprentandose todo su monte de venus para después hacerlo vibrar.Detrás suyo, las acciones de su mayor causaban que su cuerpo fuera y viniera sobre las sabanas, jadeando entre estas, sintiendo los senos tan duros como rocas que pesaban, sus pezones rojizos, hinchados, calientes pedían algo más que la tela, querían la húmedad de la boca de su hombre. Alzó la vista en un rayo de cordura y comó pudo sacó del cajón unas tijeras, fue hacia atrás pegandose a su espalda, cortó por el medio las cintas exhalando excitada, acomodó su rostro en su hombro besando su cuello—Te quiero encima... —decía con anhelo lamiendole el largo del cuello, cayó a la cama por unos momentos temblandole las caderas por la excitante sensación de su glande tocar su huesito. Como pudo fue girando lentamente sosteniendose el dildo, la sensación era dolorosa pero con algunos instantes de placer. Al quedar boca arriba, le jaló del brazo haciendole caer sobre sus senos.—Hazme el amor como un leon en celo, amor... destrocemos la cama...



Hiroyuki An

Seguía moviendose como un loco, no quería perder ni un segundo de placer, no quería perder ni un segundo de aquella fantasía tan deliciosa. Si cerraba los ojos podía escuchar con claridad los sonidos húmedos, se estaba masturbando del modo más rico, podía imaginar como su dedos lo recorrían todo. De repente sintió como se removía estaba cambiando de postura, no podía ver nada pero en un momento sus brazos cayeron a peso sobre el colchón, le había liberado y ahora besaba su cuello. —Hmmmm... —suspiraba de placer por el dildo pero también el palcer que le daba la liberación, ahora comprendía por qué a la gente la gusta la práctica de estar atados. Durante la atadura, es desesperante, tu mente te va engañando por momentos haciéndote creer que no podrás más pero soportas y soportar y conforme pasa el tiempo mayor es la excitación, cuando te liberan es como un orgasmo, todo tu cuerpo se relaja y la sangre comienza a fluir con normalidad inundando cada vena del cuerpo. Se agarró al brazo de ella y aunque agotado se dejó caer encima. los dos seguían pentrados por el dildo doble pero ahora sus sexos se rozaban con libertad gracias a la falta de ropa. —u-Un minuto... —se acomodo sobre ella y fue sintiendo como su cuerpo se reljaba y poco a poco iba recargándose de energía. Subía la mirada y podía ver lo excitaba que esatba, aquello era tan importante para ella como para él. —¿Cómo un león la quieres? —Agarró su erección y en un segundo sin darle timepo a poder responder ni pensar la penetró de una estocada. Sintió como su cuerpo vibraba debajo del suyo y como esta vez su erección esatba mucho más apretada, después de todo su culo estaba ocupado con un dildo grand eque también ejercía presión en el interior de ella.



Roxanne Chavanel

Roxanne, alzó sus brazos sujetandose de la comoda como si fuera ella quien ahora estaba atada, las necesitaba, vaya que necesitaba ser atada pero podía imaginarse así mientras tanto. Sus senos estaban erguidos, su respiración lenta les hacía ir como olas de frente atrás. Sus mejillas estaban sonrosadas, su piel con un ligero baño camarón. su melena azabache pegada a las orillas de su rostro, sus labios entre abiertos, suplicantes. Como una espada, le sintió embestirla arrancandole un gemido profundo, se contrajó por completo y de nuevo exhaló su cuerpo. Temblaba al sentir un cosquilleo de su mente a la planta de sus pies, estiró las piernas acariciandole las pantorrillas para después enroscarlas debajo de sus muslos. Se empujó con fuerza llevando su cabeza detrás de sí con su vista a la comoda—Ah-ah-ah-dios... dios se siente tan exquisito mgh, amor, sujetame de la cintura, no me dejes ir, ah-ah-ah—decía acortada, sedienta, dejando la boca abierta en algunos gemidos, apretando los ojos, manos, culo y vagina entre estocadas, sntiendole profundo, llegar hasta el borde de su piel, trascender a su alma—Te amo— lo dejo escapar sin importarle nada, la sensación le hacía tocar algo más que las estrellas. Se retorció de placer llevando su rostro a su brazo, mordendose por la adrenalina, mientras que sus caderas iban y venian sobre su pelvis, escuchandose ese choque acuoso, sus pieles aplaudiendo entre notas musicales.



Hiroyuki An

Ella tenía razón, pero exquisito se quedaba corto para loq eu era aquello en realidad, su erección completamente dnetro de ella, con su calor, su humedad y su presión y su ano completamente lleno gracias a aquel dildo que compartía con ella y les conectaba. Al penetrarla sonrió satisfecho. Había conseguido justo lo que desaeba, su chica se revolvía de placer, gimiendo y intentando hablar pero sin poder. Su cuerpo se había acostumbrado y había dejado el dolor, podía apoyar los antebrazos en el colchón penetrarla con fuerza y velocidad, como un léon tal y como ella le suplicaba. Cerraba los ojos y semordía los labios sabiendo que no tardaría en correrse pero algo hizo que su estómago diese un vuelvo y que su corazon se parase por un segundo. —Te amo... joder te amo. De verdad que sí. —Atrapó sus mejillas como pudo y comenzó a dale besos húmedos y tiernos mientras sus cuerpos seguían en aquella danza, aquella guerra que ambos adoraban.—Córrete conmigo preciosa, e-estoy a punto.



Roxanne Chavanel

—Mgh-mucho—dijo entrecortada abrazandole del cuello con todas sus fuerzas, tomando con la otra mano la suya, entrelazandolas, estaban unidos en cuerpo y alma. Un mete-saca intenso, repetitivo, veloz, sus piernas se presionaban contra sus muslos una y otra vez, sintiendole apretado en ambas entradas, moviendose con dificultad, lo que le daba más placer. Buscó su boca envolviendose en la húmedad de sus besos, bebiendose su néctar con anhelo refrescandose el alma, le hizo colocar su mano en su seno, estrujandole mientras la tomaba. Descendió su mano a sus nalgas estrujandole una con fuerza, clavandole las uñas, mientras su pelvis se movía de frente-atrás, sintiendo los huesos de su cadera friccionarse con los suyos—Es delicioso hacer el amor contigo... sólo contigo—dijo con dificultad por los gemidos que le arrancaba y abrazó a su cintura con fuerza asintiendo en su boca—llename amor, quiero sentirme escurrir de ti—chupó sus labios introduciendo su lengua, entrelazandola con la suya, chuparla un par de veces como si también penetrara su boca y entonces succionó sus labios, rasgandolos, soltandolos al llegar al climax—Ah! An... sí, sí.... tan espeso...—susurró en sus labios al sentir como se venía sobre sí.



Hiroyuki An

Sus cuerpos se frotaban el uno contra él otro con facilidad gracias al sudor que les empapaba, aquella sesión de sexo les iba a dejar agotados a los dos sin duda. Los gemidos de ambos inundaban la estancia, peor cada vez eran más y más altos. —Es lo más delicioso del mundo mi vida... —porque eso es lo que hacía, no importaba lo sucio que fuese, pervertido, rápido o tranquilo, cuando lo hacían siempre había amor, y eso se notaba hasta en las acciones más desesperadas de ambos. La besó apasionadamente, sus labios se inflamaban por el roce continuo y enrojecían por los ligeros mordiscos que ella le brindaba y él le devolvía. Sus lenguas luchaban y se rozaban sin parar haciendo aquel momento aún más húmedo y excitante. No pudo más, dildo de su ano resbaló saliéndose de él justo en el instante en que se corría dentró de ella. Seguía moviendo las caderas pero de un modo más suave, notando como el líquido caliente y blanco salía cada vez que lo hacía. —Joder... como te quiero... no te lo imaginas. Roxanne Chavanel Se sentía empujar contra la comoda. Esa última sensación de ser dominada por su hombre. Respiró hondo, contrayendo sus caderas—Ah! Mhm—aferró de los glúteos y el dildo rebotó en su mano, eso le causó un poco de gracia pero acarició sus glúteos mojados ascendiendo sus manos por su cintura, envolviendole con ambas manos. Sonrió al escucharle buscando sus labios—Demasiado... del modo que me haces correr cualquier riesgo, así te quiero An—acompletó su frase presionando sus labios con ternura, acarició su mejilla y agitó sus cabellos salpicandole su sudor—Estuviste delicioso amor—besó su hombro con cierta devoción mientras ascendía en caricias por su espalda y de nuevo descendía por sus glúteos, acariciando también por en medio de ellos, su ano y más abajo sus testiculos que se acurrucaban en su entrada vaginal—Te sientes tan rico y caliente dentro—lamió sus labios con cierta travesura. Hiroyuki An Su cuerpo cayó exhausto sobre el de ella pero no dejaba de sonreir. —Tus caricias... me están reviviendo... —y realmente era así, ahora que habían aprado sentía como su cuerpo se enfría y volvía el ligero dolor en los brazos y en su ano.— Creo que voy a necesitar un baño caliente después de esto... Reía al sentirse tan débil frente a ella pero no le importaba, ella le aceptaba en todos sus momentos. —Tú si que te sientes rica mi amor... —sus manos jugueteban por la piel de ella y cuando sintió que podía moverse. Sacó su erección despacio y vio que el dildo seguía dentro de ella. —Tu culito... pobrecito... tan abierto. —Sus dedos pasaban por el aro exterior, sabía que un buen masaje ayudaba a aliviar el dolor y por eso la masajeó antes de sacar el dildó y un poco después.


 
 
 

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